Sunday, May 14, 2006

sara rivera rodriguez 4372

La visita a la fábrica fue, en general, bastante interesante, porque pudimos ver todo el complejo proceso de fabricación del yeso, un material de construcción aparentemente muy sencillo, pero que implica una gran investigación para la obtención de nuevos productos más apropiados para cada tipo de exposición, y en cualquier caso, con un pesado proceso de fabricación.
Hubo varias cosas que me llamaron la atención de la fábrica, como el grandísimo horno donde se lleva a cabo la deshidratación del yeso, y su comparación con el rudimentario horno que conservan de cuando abrieron la fábrica, hace más de 100 años; o el alto nivel de mecanización que tienen a lo largo de todo el proceso (vimos pocos obreros trabajando, todo lo hacían las máquinas). También me llamó la atención la cantidad de productos distintos que fabrican.
Pero sobre todo, lo que no me esperaba en absoluto, es el aspecto de las piedras de aljez. Cuando llegamos a la cantera, en el suelo había pequeños cristalitos transparentes. Yo esperaba que el aljez fuera blanquecino y con tacto terroso, no una piedra cristalina, transparente y con estructura laminar. Además me llamó la atención la variedad de tamaños que puede tener esa piedra, y la facilidad de romperla en capas, y esas capas en cachos más pequeños. Fue interesante ir a la cantera, porque pudimos coger
Este aspecto es una frivolidad comparada con todo lo que aprendimos en la fábrica, pero es lo que más me llamó la atención.
Las entradas de mis compañeros ya ilustran la visita de una manera muy completa.

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